
‘Cochise’ Rodríguez, el inicio de una era dorada en el Ciclismo Colombiano
Martín Emilio ‘Cochise’ Rodríguez, considerado de lejos como el mejor deportista del siglo XX cumplió ayer 77 años de edad.
El pedalista antioqueño con apodo de jefe apache es recordado con admiración en el mundo del ciclismo por su brillante carrera como pedalista durante las décadas del 60 y el 70.
Casi 80 años de su vida disfrutando encima de una bicicleta

Uno de los deportistas más grandes de todos los tiempos cumplió 77 años de edad. Imagen: El Espectador
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Cuando estaba en el colegio, Martín Emilio quería que todo el mundo lo llamara ‘Cochise’. El capricho por cambiarse el nombre surgió en la escuela Alfonso López del barrio Manrique de Medellín después de ver la famosa película ‘Flecha Rota’, un western norteamericano de 1950 dirigido por el director gringo Delmer Daves en la que los apaches del jefe Cochise se llevan todo el protagonismo por su voluntad para defender su territorio.
Martín, con apenas 10 años, quedó asombrado por el brillante papel del jefe indígena y fue por esta razón que le dijo a sus compañeros que lo bautizarán como ‘Cochise’.
Pero a ese jovencito con apodo de un héroe del viejo oeste también le tocó protagonizar una dura guerra contra el destino. Martín Emilio, quien nació en el barrio Cristo Rey de la ciudad de Medellín el 7 de abril de 1942, perdió a su papá, don Victoriano, tan solo 11 días después de su nacimiento.
La ausencia de la figura paterna en la familia Rodríguez Gutiérrez llevó a doña Gertrudis, madre de Martín y de seis niños más (Teresa, Celina, Alicia, Carlos, Gabriel y Francisco Román), a doblar esfuerzos para tratar de sacar a sus hijos adelante. El pequeño Emilio, quien se había dejado contagiar por el espíritu luchador, incansable y batallador del indio Cochise, no se quedó de brazos cruzados y para hacerle frente a las dificultades económicas de la época decidió salir a las calles a vender limones y alzar bultos de carbón en las plazas de mercado.
Cochise es recordado en el pelotón como uno de los más grandes de la historia
Atravesó su juventud con el apodo de un indio norteamericano metido entre la muchedumbre que frecuentaba los puestos de verduras para negociar la venta de unos cuantos limones. Pasó por varios empleos informales. Vendió carbón, trabajó en un bar, y hasta fue voceador de periódico, ese tradicional oficio en el que se vendían papeles impresos con las noticias más importantes y las ‘chivas’ y primicias más polémicas de la política del país.
Sin embargo, ningún trabajo fue tan prometedor como el de mensajero. El joven Cochise, quien aún sin saberlo había adquirido la altura de un peso pesado del ciclismo europeo (1 metro con 80), recibió de parte de una de sus tres hermanas 15 pesos que le alcanzaron en aquella época para comprarse una bicicleta rudimentaria de mujer, ya que no le alcanzó el dinero para adquirir un modelo masculino.
Con su nueva máquina de dos ruedas empezó a hacer domicilios en una popular droguería del centro de la ciudad mientras perfeccionaba el talento de un corredor que estaba próximo a descubrir. Martín Emilio, quien se paseaba inquieto encima de su bicicleta por las lomas de Medellín decidió dar el salto a las competencias.
A sus 15 años tomó la bici de los domicilios para disputar su primera carrera en el municipio de Girardota, al norte de Antioquia. No fue un debut bueno para el corredor de Cristo Rey. En medio de la carrera un fuerte dolor lo obligó a abandonar la competencia. Terminó en la casilla número 15 y llegó a pensar que el ciclismo no era lo suyo.
El primer colombiano en celebrar en la Corsa Rosa de la península italiana

El paisa fue el primer corredor colombiano en ganar una etapa del Giro de Italia. Lo hizo en la etapa 15 de la edición de 1973. Imagen: El Espectador.
Cochise siguió haciendo domicilios en la tradicional farmacia ‘Botica de los Izasa’ hasta que logró cambiar su viejo modelo femenino por una bicicleta Monark con la que comenzó a construir su legado. Debutó en 1959 en competencias regionales y logró conquistar un título para turismeros en la mítica Avenida las Palmas, una exigente subida de 16 km de longitud que comunica el centro de la ciudad con el oriente del departamento.
Dos años después saltaría a las competencias más importantes del calendario internacional. En 1961, con tan solo 18 años, el Cochise antioqueño corrió su primera Vuelta a Colombia y pese a que no ganó si conquistó la distinción del mejor novato. Al termino de esa etapa, con salida en Armenia y Final en Tuluá (Valle), el jovencito inexperto del barrio Cristo Rey, quien estaba lejos de su natal Medellín disfrutando de la alegría de su primer triunfo importante, empezó a mandar telegramas a su familia en las antiguas y hoy desaparecidas cabinas de la empresa de telecomunicaciones Telecom.
Cochise, quien empezaba a dar pasos de gigante, quería que todo el mundo supiera vía telegrama que había sido el mejor joven de la Vuelta. No importaba que en esos años la tecnología fuera precaria ni que las señales de comunicación fuesen intermitentes. El mensaje era uno solo: “Cochise nuevo campeón de novatos”.
Su segunda oportunidad en la Vuelta llegó tan solo un año después. En la edición de 1962 tuvo la revancha pero se le escapó el título en las calles aledañas al Estadio el Campín de Bogotá por tan solo ocho segundos frente al boyacense Roberto ‘Pajarito’ Buitrago.
El paisa perdió frente al corredor de Boyacá
Sin embargo, Martín lo volvería a intentar. El viejo adagio popular que reza esa frase célebre “la tercera es la vencida” aplicó para el antioqueño. En 1963, después de un intento fallido y otro incompleto, Martín Emilio Cochise Rodríguez ganó la carrera más importante del ciclismo nacional: la Vuelta a Colombia.
Desde ese momento se empezó a alzar la leyenda. El jovencito del sector de Guayabal dominó por completo la competencia colombiana y se llevó otras tres ediciones: la de 1964, 1966 Y 1967.
El ‘poker’ de la Vuelta solo fue el inicio de una larga carrera de triunfos alrededor del mundo. El 27 de agosto de 1971 ganó el campeonato mundial de ciclismo de los 4 mil metros persecución individual en la rama aficionada y se convirtió de esta manera en el primer ciclista local en ganar por fuera de las carreteras nacionales.
Cochise, quien se ha alzado con los títulos del clásico RCN de 1963; la ‘Triple Corona’ de la Vuelta a Táchira en las ediciones de 1966, 1968 y 1971; el récord mundial de la hora para aficionados en el velódromo Agustín Melgar en Ciudad de México en 1970 y quien tuvo la oportunidad de ganar dos etapas en el Giro de Italia con el equipo italiano Bianchi-Campagnolo: la 15 entre Firenze y Forte dei Marni, en 1973, y la 19, entre Baselga di Pine y Pordenone, en 1975, fue catalogado de manera unánime como el mejor ciclista de las décadas de 1960 y 1970.
El nombre de la gloria, un especial que recoge los momentos más emotivos de la carrera de Cochise
El legendario pedalista de ataques largos y contundentes construyó su legado sobre el maderamen de los velódromos donde se disputan las pruebas de ciclismo en pista y sobre la inmensidad de las carreteras que desafían la resistencia del pelotón. En ambos escenarios pedaleó, gustó y ganó.
Era un ciclista completo que entrenaba 130 kilómetros diarios antes de una competencia. No era el mejor escalador, pero se le media a los más duros puertos de montaña con el objetivo de adquirir la condición necesaria para subir como suben los escarabajos de esta nueva generación. Rodaba en la altura desafiando el nivel del mar, dormía bien, comía sano y se mantenía al margen de aquellas sustancias prohibidas. Su único doping, dice él, era un ‘merjure’ de hígado que preparaba doña Gertrudis, su mamá.
“El mejor doping lo tenía mi mamá en la casa; ella me preparaba un ‘merjure’ de hígado crudo con pajarilla y lo licuaba; luego le echaba jugo de mora para que eso quedara súper. Era un hierro del macho. Yo me tomaba eso y me iba a una Vuelta a Colombia y volaba; no había necesidad de tomar lo que toman ahora”, le conto Cochise al diario El País.
Los recuerdos de dos décadas de triunfos

El legendario corredor al lado de su mítica bicicleta de pista de un solo piñón con la que logró varias de sus hazañas como la conquista de los campeonatos Bolivarianos y Panamericanos.
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Después de pasearse por Europa Martín retornó a su tierra para competir hasta 1982. En una de esas carreras inesperadas que tiene la vida decidió postularse para el cargo de Concejal de Medellín y ganó. Según cuenta el corredor, casi nadie lo conocía por su nombre de Martín Emilio y fue eso lo que lo motivó a ir hasta la registraduría para poner su popular apodo de jefe indígena en su cédula para que todo el mundo votara por el tarjetón que tenía inscrito el nombre del mejor ciclista colombiano del siglo XX.
Hoy, 56 años después de su primera victoria en la Vuelta a Colombia, Martín Emilio Cochise Rodríguez, conocido en medallo como el ‘gigante de Guayabal’, sigue vivito y coleando. El esposo de doña Cristina y padre de Marcela, Juan Esteban y Daniel cumplió ayer 77 abriles.
Y los celebró como un grande a pesar de que su capricho por poner su nombre artístico en la cédula generara una confusión sobre su fecha de cumpleaños. Algunos dicen que Cochise nació el 7 de abril y otros aseguran que fue el 14.
Quizá sea esta la única confusión sobre su vida porque no cabe duda alguna de que Martín Emilio Cochise Rodríguez es una leyenda viva del ciclismo colombiano. Feliz cumpleaños campeón.
La imagen de cabezote fue tomada por el fotógrafo Luis Escobar y es propiedad de la Revista Soho.