
Bikepacking: Seis colombianos atravesando Tasmania en sus bicicletas
Desde hace dos años, Mateo Arango, socio fundador de MundoBici, se mudó a Australia para vivir y experimentar la cultura ciclista y aventurera de este país. Fue así, como junto con otros 5 amigos también colombianos, decidieron empacar sus bicicletas y cruzar Tasmania no más con sus carpas y bolsas de dormir. Una aventura de bikepacking al estilo australiano.
Fotos y palabras por Mateo Arango (@matangog)
Tasmania. Un estado insular ubicado a 240 kms al sureste de Australia que fue establecido inicialmente como una colonia de convictos en 1803, manteniendo esta isla salvaje y casi deshabitada por mucho años. Hoy en día, más del 20% de su territorio es patrimonio mundial de la humanidad, con una población que apenas supera los 500.00 habitantes.
Un lugar del cual empecé a saber desde que era pequeño viendo El Demonio de Tasmania de los Looney Tunes y a pesar que no sabía más que lo que mostraban en aquella caricatura, me generaba una gran curiosidad saber cada vez más de él. Después de todo, parecía una aventura digna del más exquisito estilo australiano; cruzaríamos Tasmania en bicicleta!
– Es en el Noroeste de Tasmania donde se puede encontrar el aire más puro del planeta, de acuerdo a la estación de medición de Cabo Grim –
La ruta sería en su mayoria la Tasmanian Trail. Una ruta que atraviesa la isla, conectando la localidad de Dover con la ciudad portuaria de Devonport, atravesando los Central Highlands también llamados The Lake Country of Tasmania. Sin embargo, luego de repasar la ruta y analizar los puntos de interés por los que pasaba, decidimos darle un poco mas de emocion y darle un giro a la izquierda para desviarnos hacia Craddle Mountain, un lugar que no pareciera ser de este planeta, al menos en las fotos que Google nos ofrecía.
Finalmente, nuestra ruta comenzaría con un vuelo a Hobart, para recorrer la isla de sur a norte y terminar en Devonport, ciudad a la que llega el Spirit of Tasmania, el único Ferry que conecta a Tasmania con Melbourne y el continente australiano. Ferry que nos llevaría de vuelta a casa.
– Nuestra ruta quedaría trazada con 503 kms y 9059 metros de elevacion, dividida en 6 dias de pedaleo a través de una mezcla perfecta entre pavimento y gravel –
Nuestra maquina para lograr este reto, una de las bicicletas de gravel mas versatiles que existen actualmente en el mercado, la Specialized Diverge. Su geometria especifica de gravel nos permitiria mantener una posicion comoda durante las largas jornadas, manteniendo un buen ritmo y paso constante. Su sistema de ‘Future Shock’ seria propicio para todos los segmentos de gravel, reduciendo la fatiga en nuestros musculos en esos largos dias sobre la bici. Finalmente, equipada con el ‘Pizza Rack’ de Specialized, tendriamos capacidad suficiente para llevar todo lo necesario en una aventura como esta.
Bikepacking, una manera divertida de hacer viajes en bicicleta por lugares asombrosos
El inicio de nuestra gran aventura
Finalmente había llegado el tan esperado día, y a pesar de meses de planeación, desde el primer momento comenzaban los percances. Por un lado, a dos de los nuestros los dejaba el avión y además, como buenos novatos, llegábamos al aeropuerto con la botella de combustible para la estufa, con rastros de gasolina, enfrentándonos a la primer hazaña para lograr pasarla por los controles de seguridad.
Sorteando esos primeros obstáculos que comienzan a ponerle emoción al viaje, llegábamos a Hobart, donde Tasmania nos empezaba a mostrar su lado más amable; ese que a veces es opacado por el lado más salvaje y hostil de estas tierras. Nuestros hosts en el AirBNB nos recibieron con una hospitalidad que se solo se encuentra en pocos lugares del mundo, ofreciéndonos su camioneta para recoger a los otros integrantes y hacer todas nuestras compras previas. Nuestro viaje empezaba a tener un toque muy especial.
Los dos primeros días eran los más largos y con más elevación acumulada en la ruta planeada; la idea era llegar a los Central Highlands en el menor tiempo posible para que los demas dias fueran de más disfrute (Nuevamente, un gran optimismo de novatos). A pesar de ser los más demandantes, logramos pedalearlos sin ningún problema, impulsados por aquel éxtasis que produce comenzar una aventura. Los pequeños poblados, su gente amable y unas buenas cervezas, adornaban nuestros días.
Bicicletas de gravel, la opción perfecta para hacer viajes más divertidos y dominar cualquier terreno
Gran parte de las tierras por donde pasaríamos eran privadas, por lo que buscar camping sites era necesario; por suerte para nosotros, Tasmania tiene muchos de ellos, con facilidades que hacen mucho más ameno pasar la noche. En uno de estos camping sites sería nuestra primera noche antes de llegar a Miena en los Central Highlands, donde un cálido Airbnb nos recibiría para protegernos de las gélidas temperaturas a la que esta zona puede llegar.
Miena, el descanso merecido
Esta pequeña población de 87 personas, tenía el que sería nuestro primer ‘pub’ (Bar para nosotros) en visitar. Los pubs en el pasado eran establecidos legalmente como ‘hoteles’ para obtener una licencia de licor, y por generaciones han sido el lugar donde todos los visitantes y residentes se reúnen a contar historias y hablar de las ocurrencias de la vida.
Es decir, ¿qué tendrían para contar 6 amigos extranjeros cruzando Tasmania en bicicleta? Una buena excusa para iniciar una conversación con los locales, los cuales siempre nos hacían saber lo “locos” que estábamos, acompañado siempre de una pequeña risa de consolación.
Para nuestra fascinación, todos estos lugares mantienen recuerdos de cómo era la vida antes, durante esa famosa era del oro cuando por estas tierras todavía rondaba el extinto Tigre de Tasmania.
Obrero local “Son las personas mas hermosas que hemos visto en los últimos 6 meses, incluyendo mujeres” – seguido de interminables carcajadas.
A la salida de Miena al día siguiente, nos esperaba un dia de 50 kilómetros en bajada, pasando por uno de los lugares más extraterrestres por los que cualquiera de nosotros habia rodado en bicicleta. Ni un solo árbol alrededor, rodeados de montañas de rocas y una carretera serpenteante que nos llevaría sin esfuerzo alguno a nuestro próximo camping site. Mientras descendíamos, era inevitable parar en cada lugar en el que un ‘Uy’ o ‘Wow’ salia de nuestras bocas. Llegábamos a nuestro destino con una recarga mental y con las piernas listas para afrontar lo peor.
Bajariamos al infierno para luego subir al cielo
Para el cuarto dia, la ruta que teníamos planeada nos haria recordar este paseo para siempre.
En la ruta se encontraba la hidroeléctrica llamada Cethana, a la cual se llegaba por un vertiginoso descenso de gravel. Como explican las leyes del ciclismo, este descenso luego se convertiria en un ascenso de 8 kms con paredes de hasta el 16%.
Este seria ese momento donde todos deseabamos estar en la comodidad de la casa, sin tener que pedalear nuestras bicicletas que ya pesaban alrededor de los 23kgs. A esto se le sumaba que 3 horas antes, habíamos entrado a un Pub por un par de cervezas y un shot whiskey, bebidas que nos dejaban una sensación extraña a las piernas en cada pedalazo. Luego de efrentarnos y vencer cada uno a nuestros demonios, terminabamos el ascenso. En un consenso común, todos habiamos visto la luz al final del túnel en lo que llamamos la ‘Etapa reina’.
Como decía anteriormente, todo tiene su recompensa y la noche que se suponía, tenia la mayor cantidad interrogantes, terminó siendo ese momento frente a la fogata disfrutando de un hermoso atardecer, luego de una buena sumergida en el lago, reflexionando de lo afortunados que éramos de estar viviendo ese momento. Una mezcla de ingredientes perfecta que generaba ese sentimiento de aventura.
– Esa noche, Tasmania nos daba otra muestra de su amabilidad con la visita de Clington a nuestras carpas. Una versión tasmana mejorada del cazador de cocodrilos que nos traía leña para alimentar nuestra fogata y tener así tener una cálida noche –
Un lugar fuera de este planeta
Nuevamente, cargados de moral, estábamos listos para llegar a nuestro highlight del paseo: Craddle Mountain. Eso sí, no sin antes exigir las piernas con una subida que ponía un reto interesante. Por primera vez en el paseo, probariamos nuestro equipamiento contra lluvia que tanto habíamos planeado. Una etapa corta pero empinada, con mucho viento en contra, en un paisaje frío y oscuro, lleno de misticismo.
La llegada a la cima de Cradle Mountain había sido ese momento tan esperado. Una formación rocosa, al mejor estilo de las Dolomitas con más de 100 millones de años de antigüedad que fue escalada por primera por los europeos en 1827, desplazando a las tribus aborígenes que habitaron en ella por miles de años.
Adornada por el lago Dove y su histórico embarcadero, sus vistas panorámicas eran postales que se quedaban guardadas en lo más profundo de la memoria. Un lugar donde solo era necesario alejarse un poco de los lugares concurridos para contemplar aquella joya que la naturaleza nos regalaba, oyendo el viento soplar y ver las nubes pasar.
– El nombre Cradle Mountain es gracias a su parecido con una cuna de minería de oro, semejanza encontrada por los locales durante la era del oro en esta región –
No todo podia ser color rosa
Con la subida a Cradle Mountain, no quedaba más que una corta etapa para llegar a Devonport, donde nuestro Ferry nos esperaba. Una etapa relativamente fácil, gracias a su desnivel negativo y a la energía que todos habíamos recargado en ese mágico lugar.
Sin embargo, no todo en la vida es color rosa, y durante la última noche en un Caravan park, un par de drogadictos que sin siquiera entender lo que estaban haciendo, se llevaron dos de nuestras bicicletas (Si, en Tasmania también roban bicicletas). A pesar que las placas del vehículo quedaron registradas y la policía conocía la identidad de los ladrones, a hoy dia no se han podido recuperar ninguna de las bicicletas. La vida continúa y Melbourne nos esperaba.
Finalmente, el viaje en el ferry fue más placentero de lo esperado, con buenas comodidades y un par de bares y restaurantes para festejar el final de nuestro primer de muchos viajes por venir.
A pesar de todo, y como constantemente lo repetimos durante el camino: ESTO NO NOS LO QUITA NADIE. Gracias Tassie por tus paisajes y hospitalidad.
Que bella aventura, admirable muchachos
Gracias Carlos por leernos!!: