Carta a una futura ciclista urbana

Escritora invitada: Anamareto con su blog urbano https://anamareto.wordpress.com/

 

Querida amiga, salir a rodar la vida en bici es fácil, lo realmente difícil es convencer al mundo que se puede ser feliz sobre dos ruedas. Escucharás a muchos decirte que es peligroso, inseguro e incómodo. Otros apelaran a tus miedos con el fin de manchar tus sueños. Por favor no los escuches, a veces los miedos son como los chicles que se pegan de la suela de los zapatos de otros para no dejarlos volar.

En este punto estarás abrumada de tantas malas historias, de muertes, de robos y de “a un amigo le paso” y verás cómo esas ganas de pedalear se quedan solo en deseos o con suerte en las ciclovías los domingos. Aprende a escuchar a los que te hablan desde el corazón y no desde sus propios fracasos.

 

¿Qué es lo peor que te pueda pasar?

Caerse. Siempre nos han dicho que caerse en la vida es sinónimo de fracasar pero en bici es aprendizaje y ganar experiencia, rasparse la piel arderá y mucho; pero como me dijo alguien, las cicatrices son historias que llevas marcadas en la piel. Quizás algún loco te grite que vas en contravía o que levantes a una señora o que te lleves un retrovisor, pero lo peor que te pueda suceder es que te enamores de tu bicicleta, que hasta la llames por su nombre y que termines siendo con ella un solo yo.

 

Atrévete, sos capaz

Desde la ventana del bus, del metro o desde la desesperación de estar aprisionado por más de una hora en tu carro, verás pasar a un ciclista que lleva su vida a otro nivel: al de la felicidad. ¿Por qué no ir tú en esa linda bici, pedaleando al ritmo de la música, ahorrando tiempo, oxigenando el cerebro, mejorando tu humor y reduciendo la contaminación?

Observa la ruta hacía tu casa e identifica cuales serían los puntos más difíciles para transitar, luego busca ciclorutas que puedas usar; ojalá la mayor parte del viaje. Camina si es necesario y usa esas calles menos transitadas por vehículos motorizados. Saca tu bici un día con menos vehículos como el día sin carro o un domingo, e intenta ir desde tu casa hasta el trabajo o universidad. Anota el tiempo y ve trazando una posible ruta que pudieras usar en un día normal sin verte en riesgo. Invita a otro amigo ciclista que te acompañe, repite otro día el mismo recorrido y dedícate a explorar. Se vale usar las aceras; respetando siempre al peatón. Para cuando te des cuenta, ya habrás ganado más confianza , ir despacio es clave para que hagas un mapa mental de las calles, las esquinas, los semáforos, los cruces y hasta los huecos que encontrarás.

 

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Y por último, no estás sola…

Yo también tuve miedo, de echo aún lo sigo teniendo y muchos otros ciclistas lo experimentan, antes y después de llegar a tu destino agradece por un viaje más. Lo difícil no es salir a la calle sino tomar la decisión y atreverse a hacerlo pero si le pones ganas y perseverancia, todo fluirá como solo las ruedas de la bicicleta saben hacerlo. El éxito, se construye con equilibrio, frenando, cayéndose, volviéndose a levantar, regulando los cambios, esforzándote en esa pendiente, respirando y disfrutando de esa bajada. Dile sí a tus ganas de salir y amarra tus miedos, la clave está en atreverse porque todos los días son mejores en bici.

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