
Ley para los ciclistas: Una ley utópica
Escrito por: Ana María Rendón Toro
Con esperanza recibimos los ciclistas urbanos en Colombia, la ley 1811 de 2016, la cual tiene por objeto incentivar el uso de la bicicleta como medio principal de transporte en todo el territorio nacional y mejorar la movilidad urbana.
Después del anunció de la ley, me imaginaba a Medellín (la ciudad donde vivo) como Ámsterdam, donde la bicicleta es usada por más del 60 por ciento de los ciudadanos [1]*.
Muy pronto la realidad me devolvió al asfalto y mientras leía los mencionados beneficios que traía la ley, me di cuenta que ninguno me cobijaba a mí y que las acciones que ordenaba aplicar sonaban muy bien pero ¿Cuándo se harían realidad?
Por ejemplo, por cada 30 viajes en bicicleta tienes derecho a medio día libre remunerado, pero si eres un servidor público, es decir, que trabajes para el gobierno. Adivinen, NO soy empleada pública. Aunque más abajo se hace la anotación que las empresas privadas lo pueden replicar. ¿Será que al sector privado le interesa?
Según el líder del colectivo Siclas y promotor de la bici, Mauricio Mesa, “la ley ha tenido varias modificaciones, y esta es una más que está pensada para el peatón y el ciclista, pero sigue siendo una ley que está escrita pero no se cumple. Ya tenemos el marco legal para poder hacer cosas, pero tenemos que hacer cumplir la ley”.
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Hace ya un mes que se decretó esta ley, y nada ha cambiado. Además, no se esperan acciones reales antes de seis meses.
Quizás sea muy pronto para juzgar pero luego de leerme las 8 páginas que contempla la ley, sigo creyendo que es una ley utópica.
Acciones como concientizar a peatones, pasajeros y conductores sobre la necesidad de lograr una movilidad racional y sostenible en una ciudad como Medellín, (donde solo el 1%, de los 50 mil viajes que se realizan diariamente, se hacen en bicicleta) [2]*, sigue siendo una tarea quijotesca.
Reconozco el esfuerzo de los promotores de la bici para hacerse escuchar por los políticos, para los que claramente la bicicleta es solo un juguete que tuvieron en su infancia.
Apoyo a todos los ciclistas anónimos que siguen recorriendo la ciudad y que lo único que esperan es llegar sanos a su destino.
Finalmente, la realidad la vivimos los ciclistas urbanos en la calle, los mismos que aguardamos con aire esperanzador, que algún día alguien haga cumplir la ley y todo cambie.
*[1] Tomado de El Tiempo
*[2] Tomado de El Colombiano